LA LUCHA COTIDIANA

Por Daniel García Delgado*

Director del Área Estado y Políticas Públicas de la FLACSO Argentina

Introducción

Este trabajo tiene por objetivo explicar las causas sobre por qué nuestra vida cotidiana se ha vuelto tan difícil, compleja e incierta. Aun viviendo en una sociedad democrática los conflictos son múltiples, y más si sumamos el contexto internacional. Parte de la inquietud del artículo sería contestar a las siguientes preguntas: ¿Están tan mal las cosas? ¿Debemos dejarnos invadir por una ola de negatividad sobre la política? ¿Tienen respuesta? Y si la tienen, ¿cuáles serían las políticas posibles y los caminos para modificar esta situación para bien?

  1. La vida cotidiana se hizo más difícil

Esto se produjo en Argentina desde que Macri endeudó el país. Cuando elevó el piso de la inflación a 54,9%, hizo caer en default la deuda en pesos, y dejó un país desindustrializado y con un aumento de la pobreza del 40%. Cuando capturó el Estado para las elites e hizo una democracia de negocios con los CEOs de las principales corporaciones, mientras la sociedad se volvió más pobre y desigual en nombre de la meritocracia. Cuando Macri empoderó la justicia que había forjado para el lawfare, la persecución jurídica del adversario político y la impunidad de los que la ejercían[1]. Todo esto implicó una profundización del modelo neoliberal, el aumento de la desigualdad y acelerar los procesos de concentración y financierización de la economía en desmedro de una orientación al desarrollo productivo, inclusivo, desconcentrado y con agregado de valor, como se intentó durante el modelo anterior.

Ahora, en el gobierno del Frente de Todos, en parte por haber convalidado esa deuda, sigue el ajuste por inflación. No es solo difícil la lucha por llegar a fin de mes, contra los precios y salarios que no alcanzan, sino en casi todos los asuntos de la vida cotidiana. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) promedió una suba del 7,4% en julio, el registro mensual más alto en dos décadas. Es también por la salud, con acceso difícil por los precios de los medicamentos y posibilidades de terapias si no se tiene obra social o prepaga. Por la educación de los chicos, cuando además hay gobernantes que hacen aún más difícil la vida de familias pobres innecesariamente, de mujeres que tienen que sostener su familia y dependen de planes, y esa decisión de que si el chico no asiste el 87% se le hace perder el plan[2]. Ni siquiera se asegura que yendo regularmente al colegio esos chicos tendrán futuro, porque el presupuesto para educación de CABA disminuye cuando debería estar aumentando para estar en consonancia con los tiempos de la cuarta revolución industrial y de la sociedad digital.

La vida cotidiana se hizo más difícil también por la suma de acontecimientos tremendos que agregaron incertidumbre, ansiedad y temor; porque al impacto del macrismo en la calidad de vida, se sumó lo imprevisible, la pandemia que nos hizo más frágiles y, al mismo tiempo, reveló la importancia del Estado presente, de las organizaciones territoriales y la sociedad del cuidado. Y poco más tarde, la guerra híbrida de Ucrania, que incidió rápidamente sobre los precios de los alimentos y energía. Todo este proceso recortó el horizonte de expectativas para muchos y, junto con ello, las posibilidades de disfrute, de habituales celebraciones, de cosas que daban sentido a la vida en comunidad. Cuando todo eso concurre, surgen la anomia, la violencia y las economías ilegales. Desaparecen los rituales, y se disuelve la comunidad.[3] La democracia con desigualdad se vuelve inasible, con distanciamiento de las elites económicas y políticas del pueblo, y es cuando parece más importante honrar la palabra de un acuerdo de endeudamiento fraudulento que a un contrato electoral. Así se termina desconfiando de la democracia y la lucha cotidiana por la vida digna y con futuro se hace cuesta arriba para muchos y se entra en una época de pasiones tristes.[4]

  1. En lo público: la lucha por la estabilización de la economía

En este plano, la renuncia del ministro Guzmán dejó al gobierno en una situación de debilidad extrema, con una corrida cambiaria, junto a la debilidad del liderazgo de Alberto Fernández, la caída de las reservas, el aumento de la inflación, la ampliación de la brecha entre el dólar oficial y los financieros. El Frente de Todos debió hacer un ‘volantazo’ para subsistir y empoderar a un Ministro de economía como Massa, con mayor capacidad de gestión, coordinación, y con otra llegada a sectores empresarios; en una tarea que supone también unificar al Frente en la gestión de las políticas públicas y salir de la crisis. Así comienza a configurarse una suerte de régimen semi-presidencialista, donde el primer ministro (o superministro) de economía ocupa el lugar central del Frente de Todos, decide lo principal en los asuntos internos, y el Presidente queda relegado para asuntos protocolares o de política exterior. La diferencia con ese régimen francés es que aquí existe una tercera fuente de poder: CFK. Pero la coalición volvió a tener la centralidad en la agenda pública y hoy la pelea está en la oposición en parte por este cambio.

De cualquier forma, no es tarea fácil, por tratarse de una coalición que contiene muchos matices y, al mismo tiempo, el tener conciencia de que se está en un comienzo de recuperación del crecimiento y es cuando el gobierno debe asumir una lucha significativa frente a una derecha que más que criticar o proponer,  ha decidido que éste gobierno no debe llegar de forma competitiva al 2023, o incluso terminar antes; y que la vicepresidenta debe ser inhibida de ejercer cargos para impedir la posibilidad de su reelección. El Estado es un espacio en disputa crucial. Y esta lucha se da entre dos modelos de país y coaliciones que se desarrollan en todos los campos.

  1. En lo económico: entre devaluar o cuidar los ingresos de la población

Porque el sector agroexportador busca condicionar al gobierno con la no liquidación de la cosecha, a pesar de todas las ventajas cambiarias dadas por el Banco Central, y de todos los créditos que se les siguen dando. Lo mismo sucede con la especulación sobre los precios de los alimentos en la cadena de distribución, en supermercados, buscando presionar por una devaluación que tendría desastrosas consecuencias sociales y políticas. El abuso de la posición dominante de las 7 u 8 firmas productoras de alimentos explica la inflación récord, y si no se toma una posición más dura frente a estos especuladores el consumo interno caerá aún más. Lo mismo que el poder de las plataformas, como Mercado Libre que es un gran formador de precios, que le agrega un 30% más a los productos y evade impuestos en Montevideo.[5]

Asimismo, los empresarios del sector con la ganancia extraordinaria empezaron a operar en CCL; de acuerdo con H. Rovelli, de ese modo  “ganaron plata por la suba de los precios y, esa ganancia la fugaron a través del mecanismo del CCL. De esta manera el circuito  se envileció aún más: la caída salarial generó un excedente empresario que impulso el CCL, evento que a su vez subió los precios generando una nueva transferencia de recursos con caída salarial que volverá a iniciar el círculo de bajos salarios y altos precios”.  En definitiva, tanto el sector agropecuario que no liquida, como las empresas monopólicas de alimentos que buscan no solo tener mayores ganancias sino también poner al gobierno contra las cuerdas, entendiendo que en Argentina la gobernabilidad depende significativamente del nivel de reservas en dólares con que se cuenta para enfrentar corridas cambiarias, y de los aumentos desmedidos de precios. “Esta situación indica que, lejos del latiguillo neoliberal que señala que la suba de salarios impulsa la inflación, en la actualidad una recomposición salarial recortaría las ganancias empresariales que se invierten e impulsan el dólar y con él los precios. Lo que hay que hacer es subir los salarios para bajar la inflación”[6]. De hecho, la suma fija beneficiaría especialmente a la base de la pirámide salarial, el sector más castigado por los inclementes porcentajes inflacionarios mes tras mes. Asimismo, el desarrollo con inclusión requiere avanzar en el proyecto de ley respecto del dinero fugado con el endeudamiento, la creación del Fondo Nacional para la Cancelación de la Deuda con el Fondo Monetario Internacional, lo que generaría equidad y sustentabilidad en el pago de la misma.[7]

La lucha por modificar la matriz distributiva regresiva tiene mucho que ver con las tarifas de los servicios públicos y cómo impactará la segmentación que se está por implementar. Pero en toda política estratégica hay opciones. En este caso, la segmentación tarifaria tiene como objetivo reducir el monto de los subsidios de la energía, que en el 2021 superaron el billón de pesos. “A tal efecto se decidió que el objeto de la quita fueran los usuarios residenciales, dejando de lado reducir los subsidios que reciben las productoras de gas, cuyos costos de producción se desconocen, y bajar los costos dolarizados de la generación eléctrica, que influyen en los costos de la energía”.[8]

  1. En el campo jurídico-político: la culminación del lawfare

En esta etapa, la Corte Suprema y los jueces federales de Comodoro Py se han comprometido a terminar con la tarea comenzada por Macri en su mandato, la de proscribir a CFK y, si es posible, ponerla presa. Es el lawfare en su máxima y descarada expresión, y va quedando al desnudo toda la trama de la familia judicial puesta al servicio de objetivos políticos de Juntos por el Cambio, del establishment local y la embajada. La Corte Suprema, Comodoro Py y el Consejo de la Magistratura (que pese a la crisis de vacantes, hace un año que en la Argentina no se nombran jueces) conforman un sistema hermético y clasista que garantiza la impunidad de los propios y la sanción de los adversarios, donde predomina la tendencia a evitar hacer peritajes y resolver casos sin pruebas básicas[9]. En todo caso, lo más emblemático actualmente es impedir que CFK sea una figura de relevancia para el 2023, sea como candidata presidencial o como apoyo a la coalición gobernante en la Provincia de Buenos Aires.

  1. En el campo político legislativo: un Congreso bloqueado

Aquí la lucha se relaciona con que Juntos por el Cambio se convierte en algo más que una oposición irresponsable que ni siquiera aprueba el presupuesto, se ha convertido en una máquina de impedir sacar leyes en beneficio del bien común. Como diría el senador Juez, con la claridad y finura que lo caracteriza: “impidámosles gobernar”.

De este modo, buscan presionar por una devaluación para aumentar las ganancias del sector agroexportador, y de commodities, desprestigiar cualquier decisión pública y, si es posible, generar una implosión social. Esto puede llevar a los movimientos sociales a tomar distancia del gobierno, como si la resolución de la cuestión social, la distribución del ingreso y la mejora de la calidad de vida no estuvieran relacionadas con quien detenta la gestión del Estado y la orientación del modelo de desarrollo. Por eso es muy importante garantizar algún tipo de ingreso universal para los sectores vulnerables, los que están en la indigencia[10]; apoyar la sociedad del cuidado, generar vivienda, dar créditos blandos para el acceso a la tierra; capacitar para el trabajo de calidad y vincular planes con acceso a empleos registrados. Es una lucha importante, pero en la cual por mucho compromiso que demuestren tampoco los movimientos sociales pueden independizarse del todo de la suerte del Frente de Todos. Es lo señalado por Chantal Mouffe[11] cuando critica al trabajo de  Hard y Negri[12] sobre el éxodo del Estado y de las instituciones políticas, como si los movimientos sociales por sí solos pudieran hacer la transformación política anhelada, desanclados de una articulación político-institucional.

  1. En el campo cultural: la naturalización de la desigualdad

El establishment promueve, a través de los medios, la desafección de la política, la indiferencia y el desencanto junto a un discurso del odio, buscando de este modo naturalizar la desigualdad y reivindicando la meritocracia que genera el esfuerzo propio y el mercado. Lo cierto es que la legitimación de la desigualdad tiene raíces profundas en nuestra sociedad y a nivel mundial,  donde uno de los momentos generadores de la misma se asocia a la época del ascenso de la financierización a fines de los ‘70 y de la globalización unipolar. ‘La rebelión de las elites y la traición a la democracia’ como señala Lasch[13] se produce contra los derechos de la clase trabajadora y de las mayorías -antes legitimadas en el Welfare State– y contra la sociedad de movilidad ascendente.

La concepción tecnocrática de la política está ligada a una fe en los mercados -señala Sandel- no necesariamente en un capitalismo sin límites, de laissez faire, pero sí en la idea más general de que los mecanismos de mercado son los instrumentos primordiales para conseguir el bien público[14]. El modo de concebir la política es tecnocrático por cuanto vacía el discurso público de argumentos morales sustantivos y trata materias susceptibles de discusión ideológica como si fueran simples cuestiones de eficiencia económica y, por lo tanto, un control reservado a los expertos. Esta globalización impulsada por el mercado trajo consigo desigualdad y devaluó las identidades y las lealtades nacionales (particularmente del sector empresario y las elites). Con la libre circulación de bienes y capitales a través de las fronteras de los Estados, la naturalización de la fuga y elusión impositiva se volvieron prácticas comunes. Asimismo, la desigualdad se afirmó con la disolución de nociones que estaban vinculadas al Estado de Bienestar, como la función social del capital; el relativizar la concepción absoluta de la propiedad privada, y la primacía del interés general frente a los intereses particulares del capital.

  1. La lucha por el rumbo: desarrollo inclusivo o extractivismo

Es también una lucha en el plano político, tanto con la oposición como dentro mismo del Frente de Todos, el definir hacia dónde se va, y qué modelo de economía y sociedad debe predominar. Cierto, primero hay que estabilizar el barco, acumular dólares de reserva, cuidar el déficit fiscal; pero también el rumbo de un modelo de desarrollo se va generando en la implementación de políticas públicas estratégicas. Cuando el Ministro Sergio Massa menciona en su discurso el desarrollo inclusivo como objetivo, lo hace junto a medidas para aumentar las exportaciones y liquidaciones de divisas del sector agropecuario, minero, litio, petróleo, gas y de la economía del conocimiento. Ello es realmente necesario, lo mismo que los anuncios sobre el desarrollo del software, la capacitación de programadores por la mayor demanda de las empresas y porque el mayor empleo se genera en el sector servicios más que en el manufacturero[15]. Sin embargo, la “fábrica de dólares” mencionada puede ir tanto a la reedición de un modelo exportador extractivista de commodites tradicionales -como las agropecuarias- y novedosas -como los minerales, el gas de Vaca Muerta y el litio de la Puna[16]-, como a un modelo de desarrollo inclusivo. En el primer caso, se produce a partir de la entrega de los recursos a empresas transnacionales que operan con poca regulación estatal, ninguna limitación a la remisión de utilidades, el mantener los cánones de regalías de que vienen de los ’90, o permitir el libre acceso a los dólares oficiales para importar. En el segundo caso, el modelo de desarrollo inclusivo supone una mayor regulación y participación del Estado, universalidad de las políticas, sobre todo a partir de empresas públicas (con participación de actores y del sector privado) que coordinen con el interés nacional la gerencia de los recursos estratégicos del gas y petróleo -como ya lo hace YPF-, o INVAP en el área de reactores y radares; o Arsat en el sector satelital. Donde lo mismo debería hacerse con una empresa nacional del litio como recurso estratégico, o  en la regulación del comercio de granos, o en la modificación del status de Vicentín y la Hidrovía privatista.

Asimismo, el desarrollo con inclusión requiere de la movilización popular tanto de los trabajadores formales como de los movimientos sociales, para generar tanto apoyos al gobierno, como reclamos de políticas, y para denunciar a los especuladores y empresarios que buscan destituir al gobierno por golpes de mercado, los golpes mediáticos y de la justicia.

8. Geopolítica en un mundo desglobalizado y en conflicto

En este sentido, el rumbo de un país también requiere tener pensamiento estratégico, reconocer aliados en el contexto regional y global y una lectura propia de lo que está sucediendo. Porque el conflicto en Ucrania ha intensificado las tendencias a la desglobalización. Ha modificado las líneas estratégicas prevalecientes de la globalización unipolar neoliberal iniciadas en posguerra fría, lo que destaca el interés de muchos países en poner énfasis en contar con “autonomía estratégica”, a medida que el mundo se fragmenta en centros de poder rivales: Estados Unidos y su sistema de alianzas frente a China y Rusia, en tener un no alineamiento activo. Y, asimismo, al convertirse el dólar en un instrumento de la guerra híbrida, diversos países están buscando terceras monedas para que no haya una única moneda de reserva mundial tan condicionante, o intercambiar sus políticas comerciales entre países en sus respectivas monedas, o salir del bimonetarismo.

Esta situación compleja y con impactos inflacionarios generada por el conflicto sobre el modelo de poder global (si unipolar o multipolar) entre dos bloques, también puede favorecer oportunidades para la región y países periféricos para aumentar su autonomía geopolítica, apuntando a la integración regional en una segunda ola progresiva que se está produciendo. Esto es trabajar con la CELAC, lo mismo que en el Mercosur, en este caso para impedir los acuerdos individuales de TLC como propone Uruguay. Asimismo, con un posible gobierno de Lula en Brasil, se podría llegar a acuerdos en favor de promover una moneda común.

En todo caso, en un mundo donde la geopolítica pasa a primer lugar, la lucha por el modelo de desarrollo inclusivo tiene que ver con la soberanía económica y jurídica de nuestro país, y esto también se vincula a saber que el contrabando que tanto afecta nuestra economía se realiza en gran parte por la entrega del Río Paraná. Como señala Mempo Giardinelli, “El cuestionado decreto 949/2020 en realidad fortalece el puerto de Montevideo como eje del contrabando, y además brinda amparo seguro a la pesca ilegal en el Mar Argentino y a la logística de ocupación de nuestras Islas Malvinas. Habría que revisar toda la política marítima y fluvial que la Argentina de hecho hoy no tiene y es el eje del reclamo de la Mesa Coordinadora de la defensa del Paraná y el Canal Magdalena”[17]. Asimismo, Horacio Tettamanti dice al respecto: “si por un lado el gobierno argentino presiona a empresas y trabajadores pesqueros argentinos con regulaciones e impuestos, es absurdo que por otro lado entregue el Atlántico Sur a Montevideo, que es como entregarlo a la pesca pirata”. Porque ello arrasa la fauna marina y produce miles de millones de dólares a flotas de banderas extranjeras que se han adueñado de nuestro mar.

Estas perspectivas son otro de los motivos de la ofensiva de la derecha de debilitar o cambiar el gobierno para evitar que se genere un bloque regional que traccione la misma con más independencia de la agenda de EEUU y la OEA; un bloque que pueda ser un actor validado en un orden global con identidad y escala, y en esto también puede haber tensión interna gubernamental ya que, si bien mantener relaciones con EEUU es importante,  también se puede producir una suerte de neo-alineamiento con este bloque. Pero los intereses nacionales parecen coincidir más con un no alineamiento activo y con una apuesta a la multipolaridad que con la unipolaridad y hegemonía; con vincularse a las BRICS y al sur global que al bloque occidental desarrollado[18]. A negociar con países que promueven una cooperación para estimular el desarrollo, y no con países que no tenemos economías complementarias que promueven otra relación de créditos internacionales a tasas altísimas, condicionamientos permanentes sobre la política exterior argentina,[19] apoyo a fondos buitres sobre endeudamientos soberanos o de empresas públicas, como pasa hoy con YPF[20]. Como señala el diplomático chileno Jorge Heine: “Cuando miembros del gabinete de Estados Unidos visitan Latinoamérica, de todo lo que hablan es de China. Cuando miembros del gabinete chino visitan Latinoamérica, de todo lo que hablan es de comercio e inversión.”[21]

Por último, la lucha cotidiana en la sociedad civil por una vida digna y futuro se vincula  en un sentido más amplio con la lucha por evitar lo peor, el péndulo de nuestra historia reciente. Las crisis cíclicas provocadas por la restricción externa, el bimonetarismo, oposiciones salvajes y el lawfare, llevan a cambios de coaliciones que portan distintas visiones del país, donde un cambio de gobierno supone al mismo tiempo una modificación del modelo de acumulación y de inserción internacional. La lucha cotidiana por la inclusión, tener trabajo y esperanza de un futuro mejor, forma parte de la misma épica, la  de impedir que una nueva ola neoliberal en el 2023 vuelva a relegitimar la desigualdad, a reinstalar lo meritocrático y desestructurar la capacidad reguladora del Estado; convalidar la pérdida de derechos sociales y consolidar una democracia de elites. Y no se trata de poner en discusión el modelo capitalista como sistema económico, sino de debatir la capacidad del Estado para regular los mercados en una orientación de interés público; o si, por el contrario, se imponen los intereses particulares de los mercados sobre intereses más generalizados.  Esta lucha por evitar el péndulo asocia la lucha cotidiana de las familias y ciudadanos/as por una mejor calidad de vida, junto a un gobierno y un Estado que con sus políticas públicas promueva un modelo de desarrollo inclusivo y sustentable, que invierta en salud, educación, capacitación y generación de trabajo y pueda garantizar que haya vida digna y futuro para todos y todas.


 

[1] Dice Jorge Aleman, “si algo distingue al neoliberalismo como formación capitalista es su apropiación del Estado. Es su diferencia con el liberalismo clásico. En el neoliberalismo los imperativos de Rendimiento empresario no solo se apropian del Estado sino de la subjetividad y sus distintas expresiones en el mundo de la vida”. “La mano izquierda del Estado”, en Página 12, 16-08.

[2] El jefe de gobierno porteño anunció que les quitarán los planes sociales de la Ciudad a familias cuyos hijos asistan a menos del 85% de las clases, como informó Martín Suárez. Desde la oposición porteña rechazan de plano la iniciativa. El ministro de Desarrollo Social de Nación le contestó a Larreta: “Como dirigentes tenemos la obligación de pensar en la dignidad de la gente y no en los títulos de los diarios ni en los retuits de las redes”.

[3] Byung-Chi Han, “La desaparición de los rituales”. Una topología del presente, Herder,  Barcelona, 2020.  Ver bibliografía de R. Mazzola sobre desigualdad

[4] Francois Dubet, “La Época de las Pasiones Tristes”, Siglo XXI, 2021

[5] Al respecto ver de Cedric Durand, Tecnofeudalismo. Crítica de la economía digital, La Cebra, 2021

[6] Horacio Rovelli, “El precio de los alimentos”. En la Argentina de los últimos años, una veintena de industrias elaboran el 80% de los alimentos y bebidas que se venden en el mercado interno argentino. En ese marco y con esa sociedad de muchos años entre grandes productores y comercializadores, es muy difícil destrabar el proceso de formación de precios de esos productos. Por Horacio Rovelli;  Revista  El tucumano, Viernes 12 de Agosto de 2022.

[7] También aumentar las capacidades de control del Estado, dejar que este sea un Estado “bobo”, en particular en drenar dólares de las reservas. Como las irregularidades en el comercio exterior que adquirieron relevancia pública luego que de Cristina Kirchner expusiera el accionar de empresas que lograban órdenes judiciales para llevarse dólares oficiales del Banco Central y las alquilaban a otras. Poner en coordinación las agencias de control como la Inspección General de Justicia, la AFIP, la UAFI, etc. Ver, “Alquiler de cautelares”: la Inspección General de Justicia solicitó la nulidad de una sociedad por esta maniobra ilegal. Página 12, 12-08-22.

[8] Pedro Bussetti, “Caída de Ingresos. Como impactará la segmentación”, Pág. 12, 15-08-22

[9] Raúl Kollmann, en Pag. 12, 11-08-22: señala “El sorprendente show por los pagos anticipados de las obras. Las “pruebas” que el fiscal Luciani nunca probó en el juicio contra Cristina Kirchner”.

[10] El proyecto que crea un aporte mensual a las personas indigentes presentado por la senadora kirchnerista Juliana di Tullio.

[11] Mouffe, Chantal. Agonística: pensar el mundo políticamente.  Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2014.

[12] Hard, Michael y Negri, Antonio. Imperio. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Paidos, 2002.

[13] Cristopher Lasch. 1997. La rebelión de las elites y la traición a la democracia.  Paidos. Madrid.

[14] Michael Sandel, “La tiranía del mérito, Siglo XXI, 20021, pag. 17-18. También de Fracois Dubet, Repensar la justicia social. Contra el  mito de la igualdad de oportunidades”, Siglo veintiuno, 2021

[15] Dani Rodrik, en su artículo “Acertando con el Productivismo” señala que establecer nuevos paradigmas de política económica requiere desarrollar enfoques novedosos, no solo emular los antiguos. Para que el productivismo tenga éxito tendrá que ir más allá de la protección social convencional, las políticas industriales y la gestión macroeconómica. Proyect Syndicate, 8-08-22

[16] Ver “Litio para la fábrica de dólares” Página 12, 09 de agosto de 2022, pág. 8

[17] Ver de Mempo Giardinelli, “De puertos, pesca y soberanía”, Pag. 12, 15-08-22,

[18] “Actualmente Estados Unidos se enfrenta con China en todos los planos para sostenerse como país hegemónico, también en Taiwan; y esto derivó primero en la ‘guerra proxy’ en la Unión Europea. Una manifestación de ello es Rusia, uno de los principados aliados de China, tratando de impedir que la globalización financiera neoliberal, con ojivas nucleares, penetre su espacio de seguridad interna. El Papa Francisco afirmó: ‘Los ladridos de la OTAN, en las puertas de Rusia, provocaron el conflicto’”.  Roberto Briscioli, “Los costos económicos globales de la guerra”, en Pag.. 12, Suplemento Cash, 14-08-22.

[19] Eric Calcagno, “Argentina , sin jurisdicción sobre Argentina”, Pág. 12, 14-08-22

[21] Citado en “La frontalidad de la nueva diplomacia china” de Gustavo Ng, Perfil, 13.08.2022

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